“La radio sigue siendo una
inversión mediática donde el volumen es lo importante”.
Antonio Espaillat
La
historia de Antonio Espaillat como empresario empieza con la
discoteca más antigua de Santo Domingo, y de República
Dominicana. Jet Set ha visto dos generaciones de dominicanos
bailar en sus pistas, primero en el local que la vio nacer,
en la Avenida Independencia, justo al lado de Coca Cola y
frente a donde se encuentra la Clínica Independencia, y más
tarde, donde una vez el cine Portal mostró las joyas
cinematográficas de los 70 y los 80 a los cinéfilos de los
alrededores, y más allá. Las operaciones de Jet Set
comenzaron hace prácticamente cuarenta años, y desde
entonces ha sido una apuesta segura para el entretenimiento
nocturno, al permanecer en el gusto del gran público popular
que, partiendo de sus aspiraciones, acude a sus
instalaciones esos días de “noche de damas”, o unos lunes
que, de manera insospechada, aglutinan a los sonámbulos de
la capital para bailar al ritmo de las orquestas cotizadas
del momento, tanto nacionales como internacionales. Doña
Grecia López, la madre de Espaillat, figura como la regente
de Jet Set, una mujer que conoce la intríngulis y las
peculiaridades del negocio, y que se ha dejado sentir en la
noche dominicana en un entramado de baile, vende, cobra, en
el que no es fácil competir. Jet Set ha visto muchas
discotecas surgir de la nada, y perderse en la noche oscura
para nunca regresar… y sigue ahí, en el mismo sitio, “tan
campante”.
Pero de la misma forma en que Jet Set es un gran negocio, de
la misma forma en que Jet Set es una marca de larga vida que
ha sabido renovarse, reinventarse, al paso del tiempo,
preservando sus valores esenciales (de alguna forma, Jet Set
basa su oferta “discotequera” en los valores esenciales y
atributos básicos de “eso” que es su negocio: música, luces,
bebida… inclusive, partiendo de la aplicación de “nuevas
tecnologías” y todo lo que hace que el negocio se “ponga de
moda”, Jet Set introdujo la proyección devideo en vivo de
sus conciertos y “playback” general) hasta en el despliegue
de su diseño interior.
Como empleador, Jet Set tiene poca rotación. Es curioso ver
un DJ que tenga más de 20 años en un establecimiento como
éste. Pero lo interesante de todo esto es el caso de estudio
en que Antonio Espaillat se convierte, pasó de ser, con
gracia y desenfado, un empresario de la noche que maneja un
solo producto, a conducir los destinos de lo que se podría
llamar un emporio radial, que transforma el entorno durante
una gestión que apenas comienza, a juicio de muchos.
No es motivo de asombro, entonces, que Espaillat haya
demostrado ser un agudo e inteligente empresario, siendo,
como es, el único varón de cinco hermanos. Nacido el 5 de
noviembre de 1965 en New York. “Yo me crié entre New York,
Santiago y Santo Domingo, y por lo tanto fui testigo y
recuerdo bien los cambios drásticos en el escenario local e
internacional”, dice Espaillat.
“Por un lado, recuerdos llenos de sol en ambientes con
siesta incluida; tardes de calma entre mecedoras que
marcaban el lento paso del tiempo, con la única prisa en los
saltos que daba entre azoteas”. Todo eso, “en contraste con
épocas de urbes, desarrollo, nieve. El trabajo de los míos…
sin siesta, como único norte”.
Durante su entrenamiento profesional, Espaillat dice haber
tenido dos mentores que conformaron el carácter que hoy
tiene. Uno de ellos le enseñó lecciones inolvidables (“mi
madre, con su olfato y su perseverancia e integridad…”), y
con el otro sostuvo reveladoras conversaciones que lo
marcaron mientras era un joven estudiante del Colegio
Calasanz. “Eran conversaciones fuera del contexto académico”,
comenta, descartando dar detalles. “Pero son referentes para
mi vida”. Luego de desarrollar su educación básica entre New
York, Santiago y Santo Domingo, Espaillat estudia
administración de empresas en UNAPEC. Desde ese entonces, el
único varón de los Espaillat asume responsabilidades de las
cuales se sentía “satisfecho y orgulloso… las cuales me
inclinaron a esta carrera”.
“Radio Disney es un concepto radial que surge en Argentina y
se expande por toda Latinoamérica.
Contar con esa franquicia
y la entrega ejemplar del equipo de trabajo dominicano es la
respuesta a su privilegiada posición en el rating”.
Cuando
un muy joven Antonio Espaillat vivía en Santiago, la
cobertura de sus necesidades resultó ser un imposible con la
mesada que le era dada por su madre. “Una Navidad, mi madre
me regaló unos columpios”, continúa diciendo Espaillat. “De
buenas a primeras tomé lápiz y cartulina y puse precio a los
columpios, cinco centavos, diez centavos, quince centavos,
para el columpio, el tobogán, y así”. La línea de vecinitos
llegaba, horas después, a la acera. Todos venían atraídos
por el nuevo “fun park” que Espaillat había improvisado en
el jardín frontal de la casa. “Así se engrosó mi mesada”,
cuenta. “Podría verse como una actitud egoísta, mas no lo
sentía así, fue mi primera lección de que si quieres algo
debes trabajar por ello”. Para alguien que fue de unalectura
de juventud como Demian, de Hermann Hesse, a Meditaciones de
Marco Aurelio, eso suena fácil, sobre todo cuando uno
contempla el giro que va a dar nuestra conversación.
Según Antonio Espaillat, el momento más difícil de su
carrera fue ese que todos imaginamos que fue (en sus propias
palabras), “el atropello vivido por el caso Baninter”.
“En ese maremoto mucha gente pescó en río revuelto y el
respeto al derecho ajeno brilló por su ausencia”, relata
Espaillat, refiriéndose a los primeros 16 meses de la
intervención del Estado sobre todos los activos del Grupo
Baninter, que, como sabemos, incluían varios medios de
comunicación, como el Grupo RCC (Radio Cadena Comercial),
del cual Antonio Espaillat era socio gestor (en aquel
entonces, el autor de este artículo fue testigo de la
tensión causada por tan onerosa situación, siendo parte del
personal de comunicadores que laboraban en uno de los
programas de radio de mayor rating en una de las emisoras
del grupo, el programa Punto y Seguido). “En mi caso, como
en el de otros empresarios, éramos lo que se llama
accionistas de buena fe. Es decir, nuestra inversión no
entraba dentro del caso bancario. Si el Estado por “x”
problema, adquiría esas acciones, pasaba entonces a ser,
como se dice en términos empresariales, nuestro nuevo
socio”. Por ende, entiende Espaillat, “ese debió ser el
trato”. “En ese primer periodo de la intervención no fue así”,
continúa diciendo. “De socio pasé a estorbo”. La frase para
esa época que más encaja es la que dijo alguien alguna vez:
“Para mis amigos todo. Para mis enemigos la ley”.
Y el tema concluye dentro de nuestra conversación: para
septiembre de 2004, una nueva administración manejó la
situación con la institucionalidad que ameritaba. “Entonces
empezamos de nuevo a trabajar. No de cero. De bajo cero.
Nunca había visto como de números azules, se bajara a
números rojos tan de prisa”, cuenta. Han pasado unos años
desde aquel momento, y mucha agua bajo el puente también.
Según los entendidos, la radio dominicana parece estar en
uno de sus mejores momentos. Otros tantos, sin embargo,
afirman lo contrario: la radio sigue siendo una inversión
mediática donde el volumen es lo importante. Un medio súper
poblado que sufre, en diversas instancias, la falta de
sofisticación y merece la diversidad de públicos que lo
consumen. Antonio Espaillat aborda el tema con algo de
estoicismo: “La gente habla de la fiesta de acuerdo a cómo
le va”, dice. “Mientras esté en radio debo hacer de este
negocio mi mejor momento, porque es la herramienta con que
cuento para ello”, continúa diciendo. Una relación tortuosa
entre un empresario y su negocio… una relación intervenida,
digamos, por entes externos.
Y es que, la relación de Antonio Espaillat con la radio
empezó, como él mismo explica, “por casualidad”. “Entablé
amistad con el dueño en ese momento de Radio Cadena
Comercial. Me la ofreció en venta. La idea me tentó para
sanearla, darle una mejor cara, y, venderla. En eso han
pasado 13 años”, dice. Con la crisis bancaria y todas las
consecuencias que tuvo sobre los medios Baninter y la onda
expansiva luego de la caída del monstruo financiero, Grupo
RCC sufrió “un atraso total”. “Retrocedieron de un golpe los
avances logrados en los 6 años anteriores”. Sin embargo,
Antonio Espaillat sacó a RCC del atolladero, y de hecho se
hizo con otras emisoras al corto plazo.
“Mientras esté en radio debo hacer de este negocio mi mejor momento, porque es la herramienta con que cuento para ello”.
¿CÓMO LO HIZO?
El
empresario se refiere a los “buenos cimientos” sobre los
cuales descansa RCC. “EL triunfo que mostraba no era parte
de las burbujas del mercado. Era una empresa auto-sostenida
y auto financiada”, comenta. “Al punto que en la
administración de la intervención la usanza era subsidiar a
otros medios, pero atrofiando la generación de ellos,
lacerando inescrupulosamente su programación”, cuenta.“De
estar en las primeras posiciones en el rating descendió a
los últimos lugares. A esos bajos niveles también cayeron
nuestro crédito y nuestras cuentas por cobrar. Más no, parte
de nuestro equipo de trabajo, tanto el que sale al aire como
el que no, para unidos volver a empezar. Nobleza obliga. Una
línea infinita de agradecimiento a cada uno de ellos, y en
especial a Zoila Luna y Jochi Santos. Al permanecer ellos en
“ZOL”, atrajeron otros talentos a su órbita”, dice. ¿Luego,
o al mismo tiempo, vino la adquisición de La 91 y de
Caliente 104? “No fue luego.
Fue concomitante con el proceso de intervención de RCC”,
explica Espaillat. “Dadas las nuevas resoluciones, el Banco
del Progreso puso en venta sus emisoras, un grupo de
empresarios nos reunimos para adquirirlas, y estuvo bajo mi
responsabilidad su administración”. “Caliente” entra en una
especie de sociedad administrativa, “pues nuestra estructura
facilita esta modalidad, que recién aplicamos con la 100.1
FM”.
Y, Radio Disney, donde Espaillat crea la última gran
estrella del parnaso radial dominicano, de la mano de Mickey
Mouse y todos sus confabulados. “Radio Disney es un concepto
radial que surge en Argentina y se expande por toda
Latinoamérica. Contar con esa franquicia y la entrega
ejemplar del equipo de trabajo dominicano es la respuesta a
su privilegiada posición en el rating”, dice Antonio
Espaillat, dando por terminada la entrevista que nos explica
cómo alguien se hace radio.